lunes, 3 de mayo de 2010

H.A Covington, "Lección de Economía del Siglo XIV"




-->
LECCIÓN DE ECONOMÍA DEL SIGLO 14
H.A Covington
(traducido por Bucelario)

Un partidario de hace mucho tiempo me pidió clarificar un par de puntos en el programa del partido, específicamente la prohibición contra la usura. “¿Vas a confiscar los ahorros de toda la vida de los individuos porque han ganado interés?” La respuesta corta, por supuesto, es no, pero eso me recordó que necesitamos prestar algo de atención a “la ciencia triste” de la economía desde un punto de vista nacionalsocialista. La naturaleza de la usura es un buen lugar para empezar.
Antes que podamos entender la solución nacionalsocialista para los dolores de la economía de la sociedad capitalista debemos primero entender la manera en que nuestra presente forma de capitalismo financiero generador de usura surgió en la edad media y el renacimiento temprano. No por nada la economía es llamada “la triste ciencia”. Esto no es solo un tema complejo sino a menudo muy aburrido. Por favor tenga paciencia conmigo; trataré de mantener esto lo más simple e interesante que pueda.
Estoy leyendo un libro del renacimiento italiano al momento, y este me inspira a usar un ejemplo concreto del pasado para mostrar como nuestro orden económico presente se ha desarrollado. Todo esto va a ser demasiado simplificado, por supuesto, pero espero le ayude a entender una de los muchos largos caminos que nuestra gente ha tomado para llegar al presente lío.
PRIMERO, usted necesita entender que aunque Carlos Marx estaba lleno de excremento de oveja, el reconoció y articuló cosas ciertas, correctas y vitales acerca de la naturaleza del capitalismo. El capitalismo es completamente dependiente de la explotación de los seres humanos por su trabajo y para poder funcionar deben reinventar al hombre como una comodidad, una unidad de económica de producción y consumo. Este concepto de deshumanización ha probado uno de los aspectos más destructivos de la incursión judía a la civilización occidental.
SEGUNDO, el capitalismo es dependiente de la generación de capital no solo en la ganancia sino sobre la forma altamente rentable de ganancia conocida como usura, la colección de interés en dinero prestado. La desde hace tiempo reconocida ultima herramienta del poder judío, la usura fue prohibida por siglos a los cristianos (que como mucho solía ser la misma cosa que decir Arios) por la iglesia. Solo a los judíos se les permitía practicarla y cualquier ario que fuera encontrado cobrando interés era sujeto a una variedad de penalidades como multas y remoción de partes de la anatomía del delincuente.
Los bancos modernos hacen creer que la economía es enteramente dependiente del cargo de interés, pero eso es mentira. La generación de ganancia relacionada con la no producción a través de interés es un desarrollo reciente y justo en la historia de la economía del hombre. ¿Entonces cómo trabajó la economía en los días previos a la usura? Un buen caso de estudio seria la subida y la caída de las casas de banco Lombard de Italia durante la edad media.
Esta bien, digamos que estamos en Venecia, una gran ciudad comercial, por el año 1396. La usura es prohibida a todos excepto a los judíos y sus tasas son tan altas como 50%, así que nadie excepto un borracho o un loco va a tratar con ellos; ellos existen sobre el interés sobretodo del muy pobre, como prestamistas y la iglesia incluso ha establecido una serie de tiendas de préstamo sin interés para tratar de proteger a los pobres de los chupasangres. Pero si usted es un comerciante todavía tiene que financiar sus empresas, ¿así que como lo hace?
Digamos que usted quiere enviar un barco a Constantinopla lleno de cosas, ropa y metales italianos, vidrios, madera, etc. Usted quiere traer de vuelta el mismo barco lleno de cosas orientales como especias, caoba, mantas turcas, etc. Vamos a asignar un costo arbitrario de esta empresa de 10.000 florines. Usted cree que la ganancia de venta de sus cosas en Constantinopla y la reventa de las de ellos en Venecia producirá 20.000 florines que por el buen argumento aceptaremos como exacto.
¿De dónde saca el dinero? Usted puede poner los 10 mil de su bolsillo si usted es rico, y muchos de los pudientes comerciantes lo hacen, así como sus vidas, muchos de ellos no son solamente hombres de negocios, son capitanes de de mar y exploradores y piratas ocasionales y ellos comandan sus propios navíos. Ellos pueden optar por tomar todo el riesgo incluyendo el riesgo de que el barco se hunda o ser capturados por los piratas, y tomar toda la ganancia. O ellos pueden buscar por inversionistas y compartir el riesgo.
Como nuestro comerciante hipotético es un buen cristiano que no desea hacer negocios con judíos y un buen hombre de negocios que no quiere pagar la mitad de su ganancia a un Shylock , el va a una o mas de las casas de banco Lombard, Los Bardi, Los Pazzi, Los Strozzi, Los Albizzi, o donde Los Medici. Estos bancos están centrados en su mayoría en Florencia o en Siena, pero tienen sucursales en toda Europa en un día cuando los primeros Rothschilds estén todavía regateando con los campesinos sobre la prenda de los zapatos de madera por un Pfennig.
Nuestro aventurero comerciante va a los bancos, muy seguramente a varios de ellos porque lo van a respaldar si su exposición individual es menor. El explica su aventura, les muestra el barco así ellos saben que es un fuerte navío marinero, les permite conocer que el estará que el mismo estará liderando el viaje, e indica que ha obtenido un buen registro de expediciones prosperas previas a esta. A los Lombards les parece bien, y entonces le prestan la suma.
El total de gastos para este proyecto es 10 mil en florines de oro. El comerciante mismo va a poner 4 mil florines o 40%.Los bancos de Los Bardi, Los Strozzi y Los Medici van a poner 2000 cada uno. Ellos saben que tendrán que esperar un año para el retorno del barco y así saber cómo les fue. Este es el origen de la antigua expresión “cuando mi barco entra”.
Si todo sale conforme al plan, la aventura traerá 20000 florines de oro, así todo el mundo recupera si inversión inicial dejando 10 mil de ganancia. El comerciante tomará 4 mil del exceso y los tres bancos tomarán 2 mil cada uno, un 100% retorna a su inversión. Un buen negocio y algo surge cuando aquellos que pueden pagar obtienen raíces o pimienta para la lasaña de la tía María, quien en los días previos la refrigeración disfraza la salchicha medio podrida que usa en su receta.
Por supuesto eso era mucho más complicado que eso. Por ejemplo, en muchos casos el capitán del barco, si no era el propietario, tendría que compartir sustancialmente y la tripulación seria pagada no solamente un salario mínimo pero una pequeña parte cada uno también, además habían impuestos por lo alto así como ahora – pero usted ya tiene idea. Un comerciante rico podría mandar 10 barcos por año por este sistema; 3 se pierden pero 7 retornan, dejando una ganancia superior y a la sociedad veneciana más rica.
¿Usted nota la diferencia entre el sistema y la usura Judía? El sistema de banca de los Lombard estaba basado en productividad por ganancia, donde el sistema de usura judío es un juego en una cáscara donde el dinero se multiplica por sí mismo sin relación con nada en el mundo real. El dinero era para ganarse comprando cosas actuales de valor bajo y venderlas a un precio alto haciendo algo o construyendo algo o asumiendo riesgos para obtener algo material y tangible.
En este ejemplo el objetivo era la importación de X cantidad de verdaderos bienes de consumo, no la manipulación de números sobre una hoja de papel como en, digamos, la Bolsa de hoy o el mercado de materias primas donde hay sólo una tenue conexión, si alguna, entre el valor arbitrario del papel (periódico) y cualquier objeto verdadero o valioso y las materias.
Si el viaje no triunfó, los inversionistas sacaron su dinero, y este elemento de riesgo los llevo a tener precaución, astucia, y habilidad para evaluar riesgo así como coraje para atreverse y empresas para ganancias mas altas. Los príncipes mercantiles de la Italia renacentista podrían haber gustado de la vida lujosa, la intriga y de envenenarse unos a otros, pero nunca hubieran malgastado el dinero como los gobiernos y multinacionales de hoy día. Pues tuvieron que trabajar, sudar, sangrar y matar para conseguirlo.
Otra variante de este sistema lo componían las obras públicas, por ejemplo, los puentes sobre el río Arno en Florencia, muchos de los cuales fueron construidos por banqueros, a quienes se permitía cobrar peaje hasta que recuperaban lo invertido en la construcción y un beneficio preestablecido; después de esto, los puentes pasaban a ser de libre uso. Hay variaciones sin fin: se prestaba dinero para la agricultura, para construir una factoría o un taller, hacer una carretera, cualquier cosa, pero siempre algo que pudieras tocar, sentir, disfrutar, usar o consumir. El dinero no producía mágicamente más dinero de la nada como ocurre con la usura.
De este modo, ¿cuándo fue que la usura se introdujo en la economía de Occidente? Básicamente, cuando la élite aria dirigente de esa época, como sus homólogos del siglo XX, perdieron de vista sus principios en la carrera por la riqueza y empezaron a comportarse como judíos. Desafortunadamente, los primeros de los grandes usureros capitalistas fueron esos mismos banqueros Lombard en sus etapas posteriores; entonces, los judíos se deslizaron por los pliegues de la verdad y clamaron “todo el mundo lo hace” y en un corto período de tiempo habían efectuado el juego completo.
DESDE EL punto de vista del prestamista, la usura tiene una ventaja sobre la productividad o el sistema basado en la suerte: elimina el riesgo en todo caso, para el prestamista. Pero incrementa el riesgo multiplicándolo para el prestatario, que no sólo pone sus negocios y su propio capital en el arreglo sino incluso todo lo que posee.
El prestatario firma un vinculación o contrato de préstamo de tres mil florines y promete devolver quince pase lo que pase, y como garantía concede a quien se lo presta el derecho de hacerse con una propiedad segura si aquél es incapaz de pagar en la fecha acordada. El sistema bancario de los Lombard fue, esencialmente, una herramienta para la producción de nueva riqueza, mientras que la usura es un método que transfiere la riqueza ya existente a un número más pequeño de manos, frecuentemente judaicas.
En esencia, sucedieron dos cosas. Primero, muchos de los bancos Lombard quebraron a lo largo de los años cuando, inevitablemente, tomaron demasiadas malas decisiones, al crear pocos y grandes bancos que manejaban más dinero y estaban controlados por hombres tan faltos de escrúpulos como los del Renacimiento tardío (A finales del Renacimiento, los banqueros y magnates financieros solían ser judíos conversos, muchos de los cuales continuaban practicando el Judaísmo en secreto y favorecían abiertamente a su propia gente a expensas de las naciones que les acogían).
Por añadidura, la Iglesia cayó en la corrupción y dejó de vigilar el cumplimiento de los estatutos contra la usura, y los príncipes seculares, los duques y no-sé-que-más contrajeron deudas con los bancos e ignoraron el hecho de que estos habían empezado a cobrar interés como hacían los judíos.
La usura se deslizó sigilosamente en nuestra economía por etapas, y esto aún se desaprobaba tan tarde como en el siglo XIX (Un personaje de un cuento de Sherlock Holmes, por ejemplo, era un noble arruinado por el juego que había hipotecado cada una de su posesiones y que estaba a punto de perderlo todo, dice de él el escritor Arthur Conan Doyle que está “en manos de los judíos”, una expresión que todavía podía usarse sin consecuencias en fechas tan avanzadas como la década de 1890). Ahora, por supuesto, tenemos tarjetas de crédito que funcionan fuera de estados como Dakota del Sur sin leyes bancarias que hablen de quien cobra el 24% de interés giratorio. Realmente, es más barato pedir prestado dinero a la mafia, vigorizante tradicional del crimen organizado, con una tasa de interés de “seis por cinco” o cerca del 18%.
OTRA CUESTIÓN que me han planteado trata de un número del NSNet Bulletin en el que abogo por un retorno al patrón oro. Como ocurre con la mayoría de los temas relacionados con el dinero, esto también entra dentro de la cuestión judía. Plus d´argent, voici les Juifs, como dicen los franceses.
El dinero se inventó inicialmente como sustituto del trueque, y durante milenios consistió sólo en oro, plata y, ocasionalmente, en moneda de cobre o bronce. Con el tiempo, el comercio se expandió y realizar una expedición comercial se convirtió en algo incómodo y arriesgado con recuas de mulas cargadas de monedas de oro, así que con el establecimiento del primer banco medieval se inventó la letra bancaria, permitiendo a un mercader de Londres viajar a París y llevar sólo un documento en lugar de pesadas bolsas de dinero que tentasen a los bandidos, hacer sus negocios, depositar sus ganancias en la sucursal parisina de los Bardi o quien fuese, y recuperarlas en la sucursal de Londres cuando regresase. Este fue el primer papel moneda y, específicamente, fue como un cheque extendido para una sola persona.
Con el transcurso del tiempo, los Lombard y más tarde los bancos judíos comenzaron a practicar lo que hoy podríamos llamar seguridades negociables o pagarés –los bancos emiten documentos por X suma de dinero sin un nombre en ellos, los cuales podrían usarse como moneda legal para comprar, vender, pagar y prestar. La práctica de que los bancos emitiesen individualmente su propio papel moneda continuó hasta el inicio de este siglo; puede verse toda clase de ejemplos en los museos.
En la floreciente y expansiva economía de una dinámica y joven América, los bancos privados, los estados, las ciudades e incluso compañías de ferrocarril emitían su propio papel moneda. Pero esos billetes de papel o facturas eran siempre certificados de cantidades de oro y, en ocasiones, plata –es decir, si tenías un billete de diez dólares del Primer Banco de Filadelfia y lo llevabas a ese banco, tenías el derecho a recibir a cambio una moneda de oro de diez dólares. El papel moneda se concibió originalmente como una comodidad, no como un sustituto de los metales preciosos.
El canje en oro o plata tenía una gran ventaja: mantenía el suministro de dinero bajo control y, más o menos, eliminaba la plaga de la inflación y las tasas de interés demenciales. Casi todas las espirales inflacionarias del pasado, aparte de una catástrofe singular como la Peste Negra, se han causado con la emisión incontrolada de papel moneda; a saber, el período del Congreso Continental (mi abuelo aún usaba la expresión “no vale un continental”), el dinero confederado, la República de Weimar en Alemania, etc.
En 1913, este país hizo algo tan estúpido como contravenir los análisis racionales, cosa que todavía hace. Dimos el control de nuestro dinero a los judíos bajo la forma de una corporación privada, la Reserva Federal, en la que cada jefe o funcionario de importancia ha sido judío desde 1913. No hay nada similar a la moneda de los EEUU, sólo la moneda de la Reserva Federal es por ley la única de curso legal. Llevó a los judíos veinte años sacarnos del patrón oro y librarse a sí mismos de reembolsar su papel moneda con oro o plata, pero lo consiguieron, y desde 1934 en adelante los judíos tienen literalmente una licencia para imprimir dinero a espuertas.
La mayoría del papel moneda existente se encuentra en circulación, se cobra el interés más alto (y resulta imposible para los jóvenes matrimonios blancos comprar una casa). Todo es muy complicado y no comprendo del todo los detalles por mi mismo, pero básicamente la causa de la inflación y del demencial alto precio de todo actualmente se debe al sistema de la Reserva Federal, el cual utiliza nuestro dinero como una manera de enriquecer al mundo judío y al botín de la Goldeneh Medina –en yiddish “El Dorado Panal”, su palabra para referirse a América.
EN MI NSNET Bulletin abogo por un retorno al patrón oro como medida temporal para colocar la circulación de dinero bajo control, revertir la espiral de salarios-precios y situar el coste de la vida bajo control, y comprobar si podemos cortar de un tajo el increíblemente hinchado coste de la propiedad hasta el punto en el que las jóvenes parejas puedan comprar una casa lo suficientemente grande para tener hijos en ella, y no alguna caja de galletas en condominio o en renta hasta que sean cuarentones. Esto es lo que me gustaría ver algún día.
Ah, bueno, pero eso habrá de ser en otro momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario