jueves, 29 de julio de 2010

Libro 12 , Jusego ""El Nacionalsocialismo y la Juderia Internacional" y "La Teoria Racial Nacionalsocialista"



Estos son dos textos que circulan por la red. Exponen la ideología Nacionalsocialista y la teoría racial de la misma de una manera clara, corta y concisa.



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martes, 27 de julio de 2010

David Lane, "La Primera Ley de la Naturaleza".





La Primera Ley de la Naturaleza
David Lane
(Traducido por Bucelario)
Todos hemos visto con consternación, e incluso indignación, como autoproclamados portavoces de la supervivencia de nuestra estirpe quedan como unos cretinos en televisión y otras partes. Por lo común, su intención es noble y el fervor de sus creencias resulta más que evidente, pero son como niños en una discusión de adultos avispados, pues carecen de preparación o experiencia. El enemigo paga y prepara a expertos en propaganda disfrazados de periodistas, y su poder y protección es el modo en que hacen posible, con gran dedicación, el control de la mente de los hombres.
Así pues, lo primero que hemos de hacer es restringir toda entrevista y contacto con los medios de comunicación del enemigo a aquellos de nosotros que estén adiestrados y capacitados. En segundo lugar, hemos de entrenar y educar en psicología y en los detalles de la guerra dialéctica a los portavoces.
En cualquier debate sobre cuestiones morales, emocionales y de importancia, es esencial que el participante adopte una elevada postura moral tan rápido como sea posible. Como sabéis, nuestros oponentes inician prácticamente cada entrevista con la descripción de quien se opone al genocidio de nuestra raza mediante palabras repetitivas que generan antipatía irracional contra nosotros gracias al condicionamiento y el uso prolongado.
Términos como “lleno de odio”, “fanático”, “nazi” y “racista” son los que podemos esperar. Desde el mismo comienzo de la entrevista hay que superar el zumbido de esas palabras y su efecto. No podemos darnos el lujo de que se nos desvíe de nuestro propósito, que es detener el genocidio que sufre nuestra raza. La primera vez que un reportero pronuncie una palabra zumbante, debéis exigir inmediatamente poder clarificar. Aprended a responder una pregunta con otra pregunta y practicad con un amigo que adopte el papel de reportero hostil. Y, al instante, volved a la idea de que vuestra raza está siendo destruida. Si el enemigo hace uso del calificativo “lleno de odio”, pregunta sin demora por qué el sistema existente no es quien más lleno de odio está, un sistema que niega a nuestra raza sus propias naciones, escuelas, vecindarios, organizaciones y todo lo necesario para que sobreviva como entidad biológica y cultural, lo que supone un genocidio.
Y pregúntale por qué tilda a aquellos de nosotros que se resisten al genocidio –en obediencia a la primera y mayor ley de la naturaleza- de “llenos de odio” en lugar de “patriotas”. Sé como un bulldog y no le permitas continuar hasta que no haya contestado a tus cuestiones. Es el enemigo. No le debes nada. Y no estás allí para adoptar una postura y dar a conocer tu nombre. Sólo puede ocurrir dos cosas en la entrevista: el enemigo se beneficia o nuestro bando se beneficia. Si en ese momento, la batalla se desarrolla en términos tan injustos que no hay posibilidad de obtener ventajas para nuestro bando, entonces, como en cualquier guerra, retírate y reagrúpate para un nuevo ataque en otro tiempo y lugar.
Imaginemos que estás en terreno favorable o, al menos, en igualdad de condiciones y consientes en que te entrevisten. Ahora, el enemigo se ve reducido a lanzar ataques personales contra ti u otros que representan a nuestra causa. No pretendo atacar o defender al muy conocido David Duke (me niego a entrar en esa controversia), pero muchos recordarán como los medios de comunicación hicieron referencias taimadas y viles a su sexualidad y moralidad. Nunca te defiendas cuando se presenten oportunidades tan maravillosas para atacar. Se puede saltar sobre esa apestosa mofeta con la pregunta de por qué le preocupan unos asuntos de importancia tan relativa mientras el “honorable” (dicho con gran sarcasmo) senador por Massachussetts no es castigado por el asesinato perpetrado para encubrir sus aventuras de adúltero, o por qué un degenerado moral, prófugo, fumador de marihuana y pervertido adúltero puede enmascarase como presidente de los Estados Unidos; y la empresa mediática del entrevistador parece más interesada en la difamación a partir de calumnias infundadas.
Recuerda que tienes tu asidero en la posición moral. Su sistema es una perversión tan degenerada que nunca has de aceptar que te difamen mientras en su bando prolifere el crimen y la degradación moral, que empequeñecen todo lo que puedan alegar contar ti o nuestros fieles compañeros.
Mi intención al concebir los 88 Preceptos era que una persona pudiera dar respuestas cortas y precisas a los sofismas de los periodistas del enemigo. Cuando empieces a entrenarte para responder a los interrogatorios de los periodistas del ZOG –y ver las entrevistas que hacen a otros-, creo que te sorprenderás de cuantas de sus trampas pueden acallarse con sólo un Precepto. Conceptos tales como “Las leyes de la Naturaleza son obra de Dios y, por lo tanto, son leyes divinas” y “La primera ley de la Naturaleza es la preservación de nuestra propia raza” resultan efectivos contra los interrogadores religiosos. La idea del hombre blanco como perseguidor de indios, negros y judíos surgirá, desde luego. Ataca de nuevo. Los indios eran de la misma raza que los mongoles de Gengis Khan, quienes intentaron destruir a nuestra raza en la sagrada patria europea siglos antes de que los blancos arribasen a América. Los africanos de raza mezclada conocidos como moros nos invadieron e intentaron destruir a nuestra raza en Europa hace doce siglos. Por tanto, cualquier clase de culpabilidad o equivocación históricas no son nuestras, sino suyas. Esto es especialmente efectivo, porque hace uso de su propia mentira, consistente en que los negros son los autores de toda cultura en el Norte de África. El Holocausto es, por supuesto, el asunto más difícil de tratar, ya que ha sido su mayor estratagema propagandística a lo largo de nuestras vidas, y porque muchos veteranos de la IIª Guerra Mundial que aún viven están decididos a conservar su categoría de héroes de aquella conflagración fratricida. Una vez se narra un “cuento de guerra”, un hombre o nación que estén involucrados han de sostener las mentiras o reconocerlas.
Puedes citar a Trevanian: “La propaganda de los vencedores se convierte en la Historia de los vencidos”, y ver hasta dónde te lleva eso. Puedes preguntar por qué la muerte de 50 millones de blancos en esa guerra carece de importancia en comparación con el presunto Holocausto. Recientemente, me he dado cuenta de que la mayoría de los medios de comunicación evitan –particularmente, si eres inteligente y estás bien informado- tratar lo puesto en duda. Hay, por ejemplo, artículos de periódico que muestran la reducción de las exageradas cifras. Yo memorizaría el nombre y la fecha de por lo menos dos de esos casos. Mucho depende de las circunstancias de la entrevista; algunas veces puedes atacar el Holocausto, otras has de moderarte. Es probable que el periodista no quiera hablar demasiado del tema (cual enemigo que empieza a sentirse expuesto) y prefiera una guerra de razas entre otros que él pueda ganar desde la retaguardia, como es usual.
También he descubierto que es útil memorizar unos pocos ejemplos del poder que posee el enemigo. Ejemplos tales como que los tres últimos presidentes de la Reserva Federal (Greenspan, Volker y Burns) son judíos. Puedes comprobar mi memoria al respecto. También conozco al propietario judío del New York Times (Sulzberger), de Viacom/ABC/CBS (Redstone), ABC/Disney (Eisner) y así sucesivamente. No tienes más que saber una docena exacta de esos ejemplos para que un periodista abandone el tema apresuradamente. De nuevo, la preparación es esencial. Cuando residía en la ciudad de Denver, antes de que se me encarcelase, cada anuncio a una página de los periódicos era, virtualmente, de una firma judía: Dave Cook´s, Gart Bros., Waxman´s, Levine´s Furniture, Jake Javits American Furniture y etc., etc. Si estás preparado, el reportero abandonará rápidamente la conversación en torno a la culpabilidad de la cuestión judía como si fuera una patata caliente.
Recuerda que la técnica del enemigo es dar la vuelta a todo. La Liga Antidifamación suele difamar. El amor y preservación de nuestra propia raza es “odio”. Y está la antigua y eficaz táctica de ser “la víctima”, algo que ha sido muy útil a los judíos. Somos nosotros las verdaderas víctimas de genocidio. Nunca olvides dejar patente que somos las víctimas. Somos los únicos a quienes los judíos destruyen desde su control de todos los centros de poder mediáticos, financieros, industriales, jurídicos y políticos. Presenta siempre el escenario tal cual es: defendemos a nuestra raza del genocidio. No permitas al periodista tergiversar esto con palabras provocadoras y sofismas. Pon de relieve los absurdos, caso de calificar a las razas de color de “minorías”, cuando comprenden la mayoría, la inmensa mayoría, de la población mundial, mientras se da a entender que nuestra especie en vías de extinción es la mayoritaria. Es más, ansían que nos extingamos. Pero nosotros tenemos ideas distintas con respecto a eso.
Por supuesto, no puedo prever todos los escenarios en los que nuestros portavoces se desenvolverán, pero espero que estas líneas les sirvan de ayuda.
En pocas palabras, adopta una alta postura moral, céntrate en nuestro tema, aplícate más en atacar que en defender y prepárate antes de aventurarte en territorio enemigo.

sábado, 24 de julio de 2010

David Lane, "Who is White" (excerpt).


Who Is White?
David Lane

"What I do know is this. I look White. I fight for White. I recognize the achievements of the White race. I want to preserve our kind. I am horrified that the beauty of the White Aryan woman may soon perish from the earth forever. I suffer for each White child tormented in America's inter-racial nightmare. I see beauty in a Celtic princess with brown or red hair and green eyes. I see beauty in the statuesque Nordic Goddess with blue eyes and golden hair. I see beauty in the freckle-faced Irish lass. I see heroism in Robert Jay Mathews and Richard Scutari with their dark hair and eyes of green or brown as well as in Frank DeSilva, a fair skinned Bruders with a French Portuguese name."



H.A Covington, "La Lucha que no se Atreve a ser Nombrada".





La Lucha que No se Atreve a Ser Nombrada
H.A Covington
(Traducido por Alrun)
En los años 1890’s, el degenerado aristócrata Lord Alfred Douglas era el “compañero” de Oscar Wilde. En uno de sus poemas, Douglas se refería a la homosexualidad como “el amor que no se atreve a ser nombrado”. Existe una materia similar dentro del movimiento nacionalista racial ario que ha sido discutida por años solo en susurros; ya es tiempo que salgamos del closet y discutamos abiertamente sobre la lucha armada.
Este artículo es una discusión general de ciertos aspectos de la dinámica humana y política. Este no aboga, impulsa o incita a ningún individuo o grupo a cometer actos ilegales de violencia contra nadie. La naturaleza teórica de este artículo debería ser clara a cualquier lector de inteligencia normal. Yo recomiendo fuerte precaución para con cualquier persona o grupo que se aproxime a usted con algún supuesto plan de insurrección armada o ilegalidad prematura. Cualquiera que hace eso puede ser un idiota peligroso o un agente policial de alguna clase. Si usted muerde su anzuelo, entonces usted es el idiota. Es irónico que, en algún grado, los agentes provocadores federales provean al Movimiento con una siniestra forma de selección natural donde aquellos que son demasiado estúpidos para convertirse en genuinos revolucionarios son eliminados.
Hay que tener en cuenta la diferencia esencial entre acción directa y un acto estúpido ilegal. La primera es un acto de un hombre, la segunda es uno de un descuidado y no muy brillante chico. Acción directa es un acto abierto que infringe serio daño contra el enemigo a través de la pérdida importante de personal o recursos; un acto que mejora la imagen del Movimiento como revolucionarios serios a ser tratados con el respeto que viene de la capacidad de usar la fuerza exitosamente; que desmoraliza y confunde al enemigo y correspondientemente fortalece la moral del Movimiento y la población blanca como un todo. Finalmente, el componente más crítico de la acción directa es que la persona que la ejecuta no es capturada o castigada por las fuerzas del Estado.
En contraste, el acto estúpido ilegal es usualmente efectuado espontáneamente, con poca o ninguna planificación previa, a menudo bajo la influencia del alcohol. Es dirigido contra objetivos menores tales como negros callejeros, homosexuales aislados, promotores del mestizaje, etc., que no son pérdidas reales para el Sistema, ya que hay bastantes de ellos de donde vienen. Finalmente, los perpetradores son casi siempre inmediatamente arrestados inmediatamente y se les dan sentencias a prisión aplastantes, inflamando así la moral del enemigo y sosteniendo el efecto disuasivo de la maquina legal del Sistema, mostrando una glosa de eficiencia que en realidad no posee. ¿Necesitamos insertar más advertencias? ¿Podemos continuar? Perfecto.
Así las cosas, el movimiento nacionalista racial ario mundial desde 1945 se ha distinguido con una característica remarcable que lo separa de cualquier otro movimiento revolucionario conocido: una reluctancia bordeando en el suicidio racial a comprometerse en lucha militar armada contra la tiranía genocida.
La genuina política es acerca de solo una cosa: la adquisición y el ejercicio del poder. Todo lo demás es hobbismo político, un lujo que los burgueses del siglo XVIII y XIX que crearon la democracia liberal podían tener, pero que una raza al borde de la extinción no puede. Poder, todo el poder sin excepción, es un resultado final apoyado en una sola base: fuerza armada. Religión, Constituciones, leyes civiles, costumbre y todas las variadas instituciones sociales que refuerzan el comportamiento aceptable (por ejemplo, sumisión a la autoridad) tienen todas su lugar en la estructura de poder del Estado, pero sin la sanción ultima de la bayoneta, estas no tendrían sentido.
Todo poder estatal, sin excepción, es inicialmente adquirido mediante fuerza armada o mediante la amenaza inminente de fuerza armada. Algunas revoluciones son más sangrientas que otras; los Bolcheviques masacraron millones mientras que el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán llego al poder en Alemania después de menos de mil muertes en 14 años de combate callejero entre las formaciones paramilitares del Partido y los comunistas. Pero todos los Estados modernos, sin excepción, fueron inicialmente traídos a la existencia por hombres que lucharon por el poder con armas en sus manos.
El Poder se convierte en accesible a los revolucionarios cuando el orden existente pierde dos activos fundamentales de los cuales depende el mantenimiento de cualquier gobierno. El primer elemento al que me referiré es el (al menos pasivo) consentimiento de los gobernados, y el segundo es el monopolio creíble de la fuerza armada. Cuando el movimiento revolucionario tiene la voluntad y la capacidad de cometer actos efectivos de insurrección armada contra el Estado, y lo hace con impunidad, significando esto que los perpetradores no son aprehendidos o castigados, entonces el Estado ha perdido el monopolio creíble de la fuerza que es el fundamento de todo poder político. Otras personas diferentes de aquellas sancionadas por el Estado se han apropiado de la fuerza; ellas ejercen poder sobre las vidas y el destino de otras. El movimiento revolucionario empieza a desplazar el aparato estatal por compulsión armada así como transfiriendo el consentimiento de los gobernados a través de la persuasión y la propaganda.
Ambas, persuasión y coerción son necesarias para llevar a cabo una revolución exitosa. Ningún elemento puede tener éxito sin el otro. Revolucionarios sin propaganda política son simples delincuentes, mientras que toda la propaganda, todo el apoyo popular y todas las actividades legales son inútiles si el Estado puede devolver el golpe para mantenerse a sí mismo y destruir la oposición. Un movimiento revolucionario sin una efectiva sección armada está condenado a perpetua futilidad y a una eventual derrota. Estas formulaciones no son originalmente mías, ellas son antiguas como el arte mismo de la política. Yo simplemente soy el único nacionalista racial blanco que tiene la voluntad de discutirlas en público. Estas verdades son obvias al más mínimo examen de la historia humana. Es un hecho históricamente demostrable: perseguida con suficiente persistencia, crueldad, experticia militar y valentía sin importar las consecuencias, la lucha armada eventualmente funcionará.
¿Porqué, entonces, los hombres blancos del siglo XX persistentemente se rehúsan a utilizar las armas, la herramienta básica del poder que es entendida y aplicada sin vacilación por el más salvaje líder tribal africano y el más corrupto y tosco déspota latinoamericano? Como un asunto colateral, ¿porque nuestro presente “liderazgo” ario consistentemente rechaza incluso hacerse esta pregunta, en vez de gastar tiempo y esfuerzos orquestando campañas masivas para calumniar y vivificar aquellos que si lo hacen?[i]
Aparentemente existen varias razones. Tan desacreditante como es, una buena parte de ello es simple y física cobardía, así como miedo por parte de los “lideres” de que cualquier militancia medianamente agresiva pueda traer sobre ellos la atención del enemigo y asustar a los “racistas de salón”[ii] que financian a los grupúsculos actuales, los cuales se cimientan en ventas y envíos de literatura por correo; asustándolos y haciéndolos correr a esconderse, con sus preciosas chequeras cerradas como ostras. También está la increíble ausencia de conocimiento y educación política practica entre dentro de los que posa de ser el “liderazgo ario”, la mayoría de los cuales son política e históricamente iletrados. El “líder” Ku Klux Klan promedio nunca ha tomado un libro de historia apropiado en su vida, y probablemente piensa que Maquiavelo es un automóvil deportivo extranjero. A decir verdad, algunas figuras prominentes del Movimiento, especialmente aquellas envueltas en Revisionismo, tienen un alto grado de conocimiento especializado en ciertos estrechos campos tales como esotérica Constitucional o el periodo del Tercer Reich en Alemania. Pero mientras ellos pueden ser capaces de dilucidar abstrusos y oscuros puntos de derecho común que las autoridades judiciales federales pretenden ignorar, o mencionar el nombre de cada división de las SS o a cada judío que ha estado envuelto en el marxismo, por un largo margen existe una ausencia casi total de educación histórica profunda dentro del Movimiento.
Pero nuestra reluctancia por enfrentar la realidad del eje fundamental que es la lucha armada en los cambios sociales y políticos va más allá de estas causas inmediatas. Este se encuentra enraizado en el malestar psicológico que ha saturado completamente el movimiento de resistencia racial en el mundo occidental desde 1945. Esta condición psicológica y espiritual es difícil de cuantificar. El Dr. Revilo Oliver una vez se hizo la famosa pregunta: “¿Hemos perdido nosotros, los hombres de Occidente, la voluntad de vivir?”. A través de los años a menudo he observado que el hombre blanco de América pareciera estar aferrado a una suerte de deseo de muerte colectivo, una misteriosa e inexplicable voluntad de fracasar. Yo no soy el primero en advertir este fenómeno. Uno de los mejores artículos que el tardío Bob Miles escribió fue a consecuencia de los juicios de Sedición de Forth Smith en 1988, donde el señalaba en su periódico “Desde la Montaña” que los descargos en esa despreciable charada, en lugar de alentarnos y animarnos hacia mas activismo, resultaron en una avalancha de malhumorado derrotismo, criticas y disputas mezquinas en todo el Movimiento. Bob señalo algo que es crucial para entender el porqué nosotros no hemos llegado a ningún lado por las pasadas dos generaciones. Por encima de la preponderancia del liderazgo fraudulento que lo hace por el dinero, el Movimiento ha sido controlado por años por elementos que son profundamente pesimistas, derrotistas, perezosos, letárgicos y que miran en profunda depresión la situación del hombre ario actual y aun peor los prospectos sobre el futuro. Somos un ejército de Eeyores[iii].
Es difícil de precisar el punto donde todo empezó; el asesinato del Comandante Rockwell puede ser un punto de referencia, pero el hecho permanente es que por casi tres décadas la mayoría de la derecha en Norteamérica ha estado liderada por hombres que están simplemente pasando a través del Movimiento.
A decir verdad, algunas veces ellos han pasado a través del Movimiento con cierto estilo. Con una o dos brillantes excepciones, como la saga de The Order, los múltiples intentos en la resistencia blanca que han ocurrido en los pasados treinta años han tenido siempre un oscuro y siniestro leitmotiv detrás de ellos; la venenosa idea de que la victoria no es realmente posible, que el hombre blanco esta esencialmente condenado a la extinción a través de su propia estupidez, y lo que la mayoría de nosotros realmente puede hacer es señalar lo más alejadas en el tiempo las ceremonias funerarias antes de entrar al negocio de morirse. Cuando esta actitud es tomada en consideración, la seria reluctancia a discutir, y mucho menos adoptar, la única estrategia operacional 100% garantizada para catapultarnos a la política seria en un tiempo doblemente rápido se hace comprensible. ¿Porque arriesgar la vida propia, la salud y la libertad en lo que esencialmente es un interesante pero finalmente inútil hobby? Por eso es exactamente como la mayoría de los autoproclamados “lideres” entre nosotros piensan sobre todo el ejercicio en el cual están involucrados.
Existen, por supuesto, un número de objeciones prácticas para la lucha armada Aria en el momento, por favor no piensen que no estoy al tanto de ellas. En primer lugar, esta la ausencia de cualquier liderazgo siquiera remotamente competente para librar una campaña militar. Tom Metzger regularmente incita a sus seguidores skinheads a actos de violencia al azar con retorica histérica sobre “guerreros arios”, pero esto es solo vandalismo autodestructivo, no propiamente revolución organizada. Usualmente los skins que caen en esta trampa terminan haciendo más daño a sí mismos y a sus amigos que al enemigo, lo cual puede ser el objeto de todo el ejercicio, por supuesto.
Una segunda objeción es la seria escasez en este país de hombres arios suficientemente fuertes y resistentes incluso para servir como carne de cañón. Como un todo, los hombres blancos americanos son suaves como mantequilla, un hecho que se evidencia claramente por el número creciente de mujeres blancas que escogen hombres no blancos e incluso otras mujeres como parejas sexuales. Yo no entiendo “suave” solamente en el sentido físico, a pesar de que una gran mayoría de la población débil y flácida americana no puede ni siquiera subir una escalera sin pujar y fatigarse. Pero la fuerza física es un problema menor que puede ser fácilmente corregido con algo de voluntad y ejercicio físico. Si la fuerza física fuera todo, el orangután dominaría el mundo. Yo me refiero a suavidad espiritual y moral; la infantil y egoísta demanda de instantánea gratificación de cualquier capricho; la capacidad de atención de una mosca que caracteriza a nuestra presente generación de Beavis y Butthead; el temor mortal a incluso el más mínimo dolor corporal o incomodidad física; la profundamente enraizada pereza que mantiene al americano blanco firmemente plantado en su silla frente a la televisión como un zombi.
En casi ninguno de los americanos blancos contemporáneos podemos encontrar los atributos del soldado político: el sentido de alerta para con nuestro alrededor que significa sobrevivencia en una guerra de guerrillas; la fría y estable mano que puede jalar un gatillo a quemarropa y ver los sesos esparcirse o detonar una bomba sin torpeza o vacilación; la agilidad mental necesaria para mantenerse un paso delante de la policía o las tropas gubernamentales; y sobre todo, la total y desinteresada dedicación, el inflexible propósito, la autodisciplina de hierro necesaria para funcionar bajo increíble presión, para mantenerse bajo inimaginable estrés y para vivir la vida de un guerrillero urbano moderno. A través de mis veinticinco años en el Movimiento he conocido algunos hombres blancos con esa clase de voluntad inflexible, dureza, coraje e integridad, pero solo algunos.
Antes de que podamos siquiera pensar en rebelarnos contra el tirano, debemos producir un diferente tipo de hombre blanco en este país. Esto no está fuera del alcance de las posibilidades. De hecho, yo no creo que nosotros tengamos que hacer esta prodigiosa transformación. Yo pienso que el ZOG va a hacerla por nosotros. Porque, veras, la opresión puede quebrantar hombres pero también puede crearlos. El filosofo Nietzsche dijo “aquello que no me mata, me hace más fuerte”. Los judíos y sus aliados izquierdistas pueden haber convertido este país en un revoltoso y sucio pantano, pero bestias peligrosas se crían en los pantanos. Yo creo que los judíos y el Sistema han sufrido del típico defecto que cría la arrogancia de poder: una sobreestimación de su habilidad para controlar los eventos. Negando trabajos y oportunidades de educación a hombres blancos por medio de cuotas raciales, persiguiendo aquellos que se resisten con leyes de “crimen de odio” y viles demandas, por medio de sus burlas y su odio por todo aquello que es blanco a través de sus medios de comunicación y sometiendo al hombre blanco a un torrente sin fin de insulto, abuso y denigración, la escoria que dirige esta sociedad está sembrado el diente del dragón.
Asumiendo que tomamos en serio la supervivencia de nuestra raza (una asunción que algunas veces no pareciera justificarse, pero dejaremos eso para otro momento) precisamente ¿qué alternativas a la lucha armada han sido propuestas para alcanzar nuestro objetivo? Es hora de examinar esas alternativas de manera realista.
Cada esfuerzo para construir un movimiento de resistencia blanco se ha encontrado con esta central contradicción: cuando todo se ha dicho o hecho, ¿qué demonios intentamos hacer nosotros? ¿Cómo vamos a quebrar la soga judaica que hasta el presente agarra cada aspecto de la vida Americana? ¿Cómo vamos a deshacernos de las hordas de mongrels del tercer mundo que ahora infestan el continente norteamericano y cuyos números se hinchan cada año desde que el gobierno abandono toda pretensión de control migratorio? ¿Cómo vamos a implementar las históricas Catorce Palabras de David Lane y asegurar la existencia de nuestra gente y un futuro para los niños blancos?
¿Podremos ganar alguna gran victoria electoral y caminar hacia el poder con nuestros enemigos haciendo reverencias y sembrando flores ante nosotros? Seguramente, ¿seguramente no queda nadie en el Movimiento que es lo suficientemente estúpido como para continuar creyendo que eso es posible? uno se pregunta en que planeta han estado viviendo esos sujetos los últimos treinta años. Por una parte, desde el comienzo de la presidencia Clinton el Partido Demócrata ha ido a las cortes federales en varios intentos serios para deshacer los resultados electorales estatales (en New Jersey y Texas) donde los resultados no les agradaban. Sin duda veremos más de este tipo de cosas así como el sistema político americano continua su camino descendiente hacia una degradación hacia la sordidez tercermundista[iv]. Y si los Demócratas hacen esta maniobra con respetables conservadores Republicanos que fueron lo suficientemente rudos para ganar una elección, ¿qué cree que pasara si un abierto Nacionalsocialista u Hombre del Klan gana una elección? Los Demócratas, los Republicanos, la Liga Anti Difamatoria de la B’nai B’rith y Morris Dees correrán todos al juez federal más cercano tan rápido como sus pequeñas piernas los lleven para obtener una restricción para prevenir al ganador blanco ocupar el cargo hasta que encuentren algún modo para revertir los resultados electorales.
Supongo que existen algunos que continúan citando el ejemplo de David Duke, pero su carrera subsecuente desde su victoria en la elección por el Estado de Louisiana en 1989 concluyente demuestra la futilidad de la participación en las elecciones por parte del nacionalismo racial. Duke participo para Gobernador y para el Senado, y perdió ambas elecciones debido a un descarado fraude que fue llevado a cabo por los oficiales de las elecciones estatales de Louisiana y tácitamente condonado por la Comisión Electoral Federal. Duke además ha gastado varios años peleando contra cargos falsos sobre la financiación de su campaña, cargos de los que eventualmente fue absuelto pero lo quebraron financieramente. La victoria de David Duke en 1989 fue un accidente. Y esto no será permitido nuevamente.
Además del masivo fraude en que se han convertido las elecciones Americanas, la demografía inclementemente creciente dicta en contra del nuestro uso de la política electoral. El simple hecho que la población blanca en general está siendo sobrepasada en grandes partes del país, y la población blanca racialmente consciente aun más. Las varias minorías del Tercer Mundo, los izquierdistas, las feministas y homosexuales en bloque combinado con un sólido bulto de imbéciles blancos que simplemente no cambian sus patrones de voto sin importar cuánto podría ser de su interés racial el hacerlo. Y supongamos que nosotros hubiéramos ganado algunas elecciones pequeñas, las autoridades oficiales en esta sociedad no pesan mucho en el poder efectivo. El verdadero poder está concentrado inconstitucionalmente en las manos del aparato federal y en la masiva burocracia del servicio civil. No hay mucho punto en hacer que nuestra gente sea elegida en pequeños puestos cuya principal función en estos tiempos es el ponerle el pegamento a las estampillas de la verdadera estructura de poder.
¿Comunalismo entonces? ¿La formación de comunidades arias o colonias, lejos en los profundos bosques de los Ozarks o en el Pacifico Noroeste? Nosotros vimos en Ruby Ridge y en Waco lo que el ZOG ha planeado por separatistas de índole racial o religiosa que planea desconectarse a ellos mismo del cable y que se rehúsan a funcionar como unidades económicas de producción y consumo dentro del Nuevo Orden Mundial.
¿Entonces qué podemos hacer? Por ahora debemos atenernos estrictamente a la legalidad como táctica de conveniencia y oportunidad, como es toda legalidad para todo movimiento verdaderamente revolucionario. Pero necesitamos aceptar que la entera orientación del Movimiento a partir de este punto debe ser la preparación para la eventual lucha armada para conquistar el poder estatal y crear un genuino Nuevo Orden, una nueva forma de vida en América. En algún punto en el futuro, el hombre blanco en Norteamérica se enfrentara con una decisión: el deberá luchar por su derecho a la existencia, literalmente, en el sentido de combate armado con armas militares, o el deberá perecer y entregar sus niños a la esclavitud. Nosotros no podemos salvar a nuestro pueblo si persistentemente nos rehusamos incluso a discutir resistencia física contra el gobierno que no está esclavizando y contra las subespecies antropoides que nos están masacrando como cerdos por deporte. Nosotros no podemos orientar las esperanzas de sacar a nuestros niños fuera del terrible mundo en el que ellos nacieron si les mentimos a ellos y a nosotros mismos acerca de que la salvación puede ser encontrada en el fondo de una urna de votación o en una computadora detrás de la cual nos sentamos en una cómoda silla. Si nuestra raza ha de sobrevivir, entonces vendrán tiempos de sangre, muerte y fuego.
Finalmente, inevitablemente oiremos las últimas temblorosas objeciones de los pájaros nerviosos que se lamentan y chillan: “¡Pero es la ley! ¡Nosotros no podemos quebrantar la preciosa, maravillosa y sagrada leeeeyyy de aaameeeeriiicaaa!”
Bien, ellos están en lo correcto. Bill y Hillary son la ley. Los tiranos siempre lo son. Eso es lo que distingue a los tiranos de los criminales ordinarios. Stalin era la ley en Rusia. La integración es la ley. La Acción Afirmativa es la ley. Las Quotas en las admisiones a la Universidad son la ley. Cada 15 de Abril la ley le roba un tercio de lo que usted ha ganado cada año. Las drogas y el crimen por parte de negros y las hordas del Tercer Mundo pasando las fronteras son ignorados por la ley. ¿Se encienden algunas luces en su cabeza ahora?
La ley es un arma, y como toda arma es buena o mala como la gente que la esta empuñando. Ahora mismo la ley está en las manos del actual gobierno de los Estados Unidos y del Establecimiento liberal, y es una de sus muchas armas. Esta siendo usada para robarlo, para interrumpir y quebrar a su familia, robarles a sus hijos un futuro, y eventualmente deberá destruirlo en su vejez. La ley del presente Estado no merece ningún respeto por parte de cualquier hombre o mujer blanco en América. De hecho, la obediencia y respeto para la ley se ha convertido en contraproducente para la supervivencia y, siendo la naturaleza humana lo que es, cualquier cosa desfavorable para la supervivencia no debe perdurar. Adolf Hitler mismo afirma en Mein Kampf “cuando un pueblo es conducido a la destrucción a través de la autoridad gubernamental, entonces la rebelión no es solo el derecho, sino el deber de ese pueblo”. Este punto es tan obvio que no puedo hacerlo más claro; si usted honestamente no entiende esto, entonces no debería siquiera estar en el Movimiento.
Finalmente, la dimensión moral debe ser considerada. Buscar salidas fáciles y atajos no solo es fútil, sino equivocado. Antes de tener un nuevo y blanco mundo, debemos ganárnoslo. Así es como la vida funciona.
Como todas las minorías perseguidas, los hombres blancos son despreciados. Nosotros somos despreciados por el gobierno, por el Establecimiento liberal, por los animales negros que roban y violan a nuestra gente, y en un mayor grado somos despreciados por nuestros propios niños. Nosotros somos despreciados porque somos vistos correctamente como débiles, cobardes, perezosos, incapaces y reacios a defendernos a nosotros mismos o tomar otras acciones serias contra aquellos que nos despojan y victimizan que no sean ir a la policía o las Cortes del enemigo. ¿Por qué, en nombre de Dios, podrá cualquiera respetarnos? ¿Porque debemos respetarnos nosotros mismos?
Es hora que el hombre blanco recobre su auto respeto y el respeto de aquellos que nos odian. Y es una antigua verdad humana que el respeto entre hombres se gana por el derramamiento de sangre.



[i] Aquí el autor hace referencia a las continuas campañas difamatorias en contra de sus ideas y su persona llevadas a cabo por William Pierce, antiguo dirigente de la National Alliance. (N. del T.)
[ii] Couch-potatoes en el original, termino intraducible al español. (N. del T.)
[iv] Esto lo vemos hoy con el caso de las leyes inmigratorias del Estado de Arizona. (N. del T.)

martes, 20 de julio de 2010

Joaquin Bochaca, "El Cuento de los 6 Millones".





El Cuento de los Seis Millones
Joaquín Bochaca
(Extraído de la revista CEDADE Nº 111)
Cuando se supone que vivimos en el Reino de la Razón, navegamos plenamente en el turbio océano de los dogmas. Teóricamente, se nos invita a ‑discutirlo todo, a cultivar, como una planta de invernadero, la entelequia de la "duda razonable". en la práctica, un invisible pero no por ello menos real tribunal de la Santa Inquisición Mental, nos indica qué debemos y qué no debemos creer. Y, entre los dogmas que, a pies juntillas, debemos creer, figura, en lugar preeminente, el del Holocausto de los Seis Millones de judíos exterminados, en las famosas cámaras de gas, por los malvados nazis.
Rassinier, Duprat, Butz, Christophersen, Faurisson y hasta un judío, Aldo Dami, han demostrado con argumentos irrefutables, generalmente de tipo matemático, la absoluta imposibilidad, tanto de la cifra como de la realización del macabro crimen colectivo atribuido a los vencedores sionistas a los vencidos alemanes. Si me disculpa la vanidad de autocitarme, mencionaré que yo también me he ocupado del tema en un libro de 184 páginas, en el que procuré abordarlo, tanto desde el ángulo aritmético como desde el del simple sentido común. En dicho libro (El Mito de los Seis Millones) aludo a la super‑improbabilidad del "Holocausto" tal como nos ha sido presentado por la propaganda oficial. Según ésta, los nazis sólo instalaron cámaras de gas en 7 de sus 30 principales campos de internamiento, aunque al principio la misma propaganda asegurara que los habían instalado absolutamente en todos ellos: en los 30. Luego se fue demostrando que tal aseveración era falsa en 23 de ellos, y que sólo en los 7 campos instalados en Polonia, y liberados por las tropas soviéticas, las habían. Evidentemente, es posible ‑matemáticamente posible‑ pero más que super‑improbable, que ello fuera así. Que los nazis instalaran cámaras de gas sólo en 7 de sus 30 campos principales, y que esos campos ‑los siete - cayeran en manos de los soviéticos, mientras que los otros 23, desprovistos de cámaras de gas, tal como se admitiría oficialmente luego, cayeran en manos de los aliados occidentales es matemáticamente posible. Esta posibilidad se puede evaluar: equivale a arrojar 30 monedas al aire: 23 blancas y 7 negras; y que al caer sobre el tapete las 23 blancas salgan cara y las 7 negras salgan cruz. Es el mismo caso. La posibilidad matemática de que esto ocurra es igual al cociente del factorial 23 dividido por el factorial 30, es decir, que hay una posibilidad contra dos millones treinta y cinco mil ochocientas. No es mucho.
Pero aún es mucho menos, infinitamente menos, si se tiene en cuenta que el "Holocausto" representa la única excepción, como perfección en todos los sistemas de ejecución u homicidio, en todos los medios de destrucción de vida que el Hombre ha utilizado, a lo largo y ancho de toda la Historia conocida. La horca, la silla eléctrica, los pelotones de ejecución, hasta la bomba atómica, han dejado supervivientes. Pero, según los mantenedores del fraude del "Holocausto", hornadas sucesivas de seres humanos eran materialmente embutidas dentro de cámaras de gas, precipitademente gaseadas, y rápidamente sacadas fuera de las mismas para ser sustituidas por la siguiente hornada. ¡Seis millones! La cifra, a fuerza de ser repetida, ha perdido significado. Para restituirle una parte de su valor, baste con tener en cuenta que representa el décuplo de las pérdidas inglesas y americanas en él transcurso de la Segunda Guerra Mundial, o el doble de las japonesas. Nada menos.
Algunas consideraciones, que creo de interés. Bien conocida es la fórmula británica que se aplica en las sentencias de muerte: " ... y se le condena a ser colgado por el cuello hasta que muera". ¿Cuál es el origen de esta fórmula barroca? Sencillamente que en Inglaterra, tras serle aplicada la pena de horca a unos cinco mil ajusticiados, un buen día se rompió la misma bajo el peso de un reo, y éste, amparándose en el sentido formalista de la ley penal anglosajona, pudo salvarse de la última pena que le condenaba a ser ahorcado. Para evitar la repetición del caso, es decir, para impedir que un reo pudiera escapar a su sentencia amparándose en que ya había sido ahorcado y en que la ley inglesa prohíbe que alguien pueda ser sancionado dos veces por el mismo delito, se añadió la célebre de frase exigiendo que el condenado fuera colgado por el cuello hasta que muriera.
Pregunto: ¿Es razonablemente probable que seis millones de personas puedan ser COLECTIVAMENTE asesinadas sin que se salve ninguna, mientras en sólo cinco mil INDIVIDUALMENTE ejecutadas se salve una? Matemáticamente, debiera haber 1.200 supervivientes gaseados. No hay ninguno. ¿Que los casos no son idénticos? Cierto. En los 7 campos de los supuestos gaseamientos debía procederse con rapidez, justificada precisamente por la cifra enorme de personas que ‑se nos dice‑ debían ser exterminadas. Los cadáveres, ‑se nos dice igualmente‑ se amontonaban. La rapidez y el amontonamiento debían, necesariamente, crear "bolsas de aire" relativamente puro. Es absolutamente improbable que no hubiera ningún superviviente, pues, de haberlo habido, hubiera sido convenientemente aireado por la propaganda de los vencedores.
Entre 5 y 6 mil kamikazes se arrojaron con sus aviones, cargados de dinamita, sobre barcos norteamericanos en la batalla del Pacífico. Ya sabemos que los accidentes de aviación son generalmente mortales. Más aún si el propio piloto proyecta a su aparato contra un barco de guerra que, lógicamente está disparando contra él. Es prácticamente imposible que queden rastros del avión o del piloto cuando éste se estrella con una carga de una tonelada de dinamita, sobre la cubierta del barco. Pues bien: uno de los seis mil pilotos suicidas nipones se salvó, e incluso pudo vérsele en un programa televisivo hará un par de años. Un suicida entre seis mil se salvó, pero no hubo ni uno sólo que se salvara entre seis millones de asesinados por el gas, cuando, matemáticamente, debieran haber habido mil supervivientes. Y eso suponiendo que las probabilidades de un kamikaze y un concentracionario fueran idénticas, cuando parece que las de aquéllos debieran ser menores.
En el atolón de Bikini, en el Pacífico, la Armada Norteamericana procedió al lanzamiento de una bomba atómica expe­rimental Fueron blanco de la explosión numerosos barcos repletos de toda clase de animales y maniquíes. Todo fue des­truido, desintegrado. Y los 25 mil anima­les perecieron... menos uno. El cerdo matriculado con el número 313, apare­ció tranquilamente en Bikini, a donde llegó a nado, y sobrevivió. Llegó a ser padre de una numerosa familia. Suponiendo, en el mejor de los casos, que el gas de Ausch­witz fuera igual de mortal que la bomba atómica, si de 25.000 se salvó uno, de 6 millones, debieron salvarse matemáticamente, 240. Pues no. Ni uno.
Conocido es también, el caso del delincuente negro norteamericano, que se salvó tres veces de la muerte, en la silla eléctrica, en la que se administran descargas quinientas veces más fuertes de lo necesario para electrocutar a un hombre. El número de condenados a la silla letal, en los Estados Unidos, no llega a los 150.000. Es una cifra 40 veces menor que la de los 6 millones. Estos, insistimos, exterminados apresuradamente y en bloque; aquéllos en una ceremonia macabra que dura varios minutos e individualmente. Un superviviente de la silla eléctrica ‑aunque finalmente, a la cuarta tentativa, muriera‑ y ninguno del "Holocausto". Este inmenso fraude ha sido demostrado tal aún cuando la propaganda trate de mantenerlo en vida con fines políticos y económicos, pues es una sórdida inversión moral para el Estado de Israel. Pero, en realidad, dejando a parte el aspecto puramente académico de la cuestión, todas las demostraciones, amparadas por argumentos jurídicos, materiales y lógicos palidecen, a mi juicio, ante el hecho, en verdad mágico, de la ausencia de supervivientes. El “Holocausto" sería, no ya el crimen perfecto ‑que todos los criminalistas saben es imposible‑ sino la única excepción a una perenne ley de supervivencia inherente a todos los sistemas de exterminio habidos y por haber. Según ese "best seller" que es la Biblia, incluso cuando Dios sumergió bajo las aguas del Mar Rojo a las tropas faraónicas hubo unas docenas de supervivientes. Pero los malvados nazis eran más listos que todos y lo superaban todo: al cálculo de probabilidades, a la bomba atómica y al propio Dios. Y, sin embargo, perdieron la guerra.
Como diría Malraux, vivimos en la época de lo Irracional.