sábado, 24 de julio de 2010

H.A Covington, "La Lucha que no se Atreve a ser Nombrada".





La Lucha que No se Atreve a Ser Nombrada
H.A Covington
(Traducido por Alrun)
En los años 1890’s, el degenerado aristócrata Lord Alfred Douglas era el “compañero” de Oscar Wilde. En uno de sus poemas, Douglas se refería a la homosexualidad como “el amor que no se atreve a ser nombrado”. Existe una materia similar dentro del movimiento nacionalista racial ario que ha sido discutida por años solo en susurros; ya es tiempo que salgamos del closet y discutamos abiertamente sobre la lucha armada.
Este artículo es una discusión general de ciertos aspectos de la dinámica humana y política. Este no aboga, impulsa o incita a ningún individuo o grupo a cometer actos ilegales de violencia contra nadie. La naturaleza teórica de este artículo debería ser clara a cualquier lector de inteligencia normal. Yo recomiendo fuerte precaución para con cualquier persona o grupo que se aproxime a usted con algún supuesto plan de insurrección armada o ilegalidad prematura. Cualquiera que hace eso puede ser un idiota peligroso o un agente policial de alguna clase. Si usted muerde su anzuelo, entonces usted es el idiota. Es irónico que, en algún grado, los agentes provocadores federales provean al Movimiento con una siniestra forma de selección natural donde aquellos que son demasiado estúpidos para convertirse en genuinos revolucionarios son eliminados.
Hay que tener en cuenta la diferencia esencial entre acción directa y un acto estúpido ilegal. La primera es un acto de un hombre, la segunda es uno de un descuidado y no muy brillante chico. Acción directa es un acto abierto que infringe serio daño contra el enemigo a través de la pérdida importante de personal o recursos; un acto que mejora la imagen del Movimiento como revolucionarios serios a ser tratados con el respeto que viene de la capacidad de usar la fuerza exitosamente; que desmoraliza y confunde al enemigo y correspondientemente fortalece la moral del Movimiento y la población blanca como un todo. Finalmente, el componente más crítico de la acción directa es que la persona que la ejecuta no es capturada o castigada por las fuerzas del Estado.
En contraste, el acto estúpido ilegal es usualmente efectuado espontáneamente, con poca o ninguna planificación previa, a menudo bajo la influencia del alcohol. Es dirigido contra objetivos menores tales como negros callejeros, homosexuales aislados, promotores del mestizaje, etc., que no son pérdidas reales para el Sistema, ya que hay bastantes de ellos de donde vienen. Finalmente, los perpetradores son casi siempre inmediatamente arrestados inmediatamente y se les dan sentencias a prisión aplastantes, inflamando así la moral del enemigo y sosteniendo el efecto disuasivo de la maquina legal del Sistema, mostrando una glosa de eficiencia que en realidad no posee. ¿Necesitamos insertar más advertencias? ¿Podemos continuar? Perfecto.
Así las cosas, el movimiento nacionalista racial ario mundial desde 1945 se ha distinguido con una característica remarcable que lo separa de cualquier otro movimiento revolucionario conocido: una reluctancia bordeando en el suicidio racial a comprometerse en lucha militar armada contra la tiranía genocida.
La genuina política es acerca de solo una cosa: la adquisición y el ejercicio del poder. Todo lo demás es hobbismo político, un lujo que los burgueses del siglo XVIII y XIX que crearon la democracia liberal podían tener, pero que una raza al borde de la extinción no puede. Poder, todo el poder sin excepción, es un resultado final apoyado en una sola base: fuerza armada. Religión, Constituciones, leyes civiles, costumbre y todas las variadas instituciones sociales que refuerzan el comportamiento aceptable (por ejemplo, sumisión a la autoridad) tienen todas su lugar en la estructura de poder del Estado, pero sin la sanción ultima de la bayoneta, estas no tendrían sentido.
Todo poder estatal, sin excepción, es inicialmente adquirido mediante fuerza armada o mediante la amenaza inminente de fuerza armada. Algunas revoluciones son más sangrientas que otras; los Bolcheviques masacraron millones mientras que el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán llego al poder en Alemania después de menos de mil muertes en 14 años de combate callejero entre las formaciones paramilitares del Partido y los comunistas. Pero todos los Estados modernos, sin excepción, fueron inicialmente traídos a la existencia por hombres que lucharon por el poder con armas en sus manos.
El Poder se convierte en accesible a los revolucionarios cuando el orden existente pierde dos activos fundamentales de los cuales depende el mantenimiento de cualquier gobierno. El primer elemento al que me referiré es el (al menos pasivo) consentimiento de los gobernados, y el segundo es el monopolio creíble de la fuerza armada. Cuando el movimiento revolucionario tiene la voluntad y la capacidad de cometer actos efectivos de insurrección armada contra el Estado, y lo hace con impunidad, significando esto que los perpetradores no son aprehendidos o castigados, entonces el Estado ha perdido el monopolio creíble de la fuerza que es el fundamento de todo poder político. Otras personas diferentes de aquellas sancionadas por el Estado se han apropiado de la fuerza; ellas ejercen poder sobre las vidas y el destino de otras. El movimiento revolucionario empieza a desplazar el aparato estatal por compulsión armada así como transfiriendo el consentimiento de los gobernados a través de la persuasión y la propaganda.
Ambas, persuasión y coerción son necesarias para llevar a cabo una revolución exitosa. Ningún elemento puede tener éxito sin el otro. Revolucionarios sin propaganda política son simples delincuentes, mientras que toda la propaganda, todo el apoyo popular y todas las actividades legales son inútiles si el Estado puede devolver el golpe para mantenerse a sí mismo y destruir la oposición. Un movimiento revolucionario sin una efectiva sección armada está condenado a perpetua futilidad y a una eventual derrota. Estas formulaciones no son originalmente mías, ellas son antiguas como el arte mismo de la política. Yo simplemente soy el único nacionalista racial blanco que tiene la voluntad de discutirlas en público. Estas verdades son obvias al más mínimo examen de la historia humana. Es un hecho históricamente demostrable: perseguida con suficiente persistencia, crueldad, experticia militar y valentía sin importar las consecuencias, la lucha armada eventualmente funcionará.
¿Porqué, entonces, los hombres blancos del siglo XX persistentemente se rehúsan a utilizar las armas, la herramienta básica del poder que es entendida y aplicada sin vacilación por el más salvaje líder tribal africano y el más corrupto y tosco déspota latinoamericano? Como un asunto colateral, ¿porque nuestro presente “liderazgo” ario consistentemente rechaza incluso hacerse esta pregunta, en vez de gastar tiempo y esfuerzos orquestando campañas masivas para calumniar y vivificar aquellos que si lo hacen?[i]
Aparentemente existen varias razones. Tan desacreditante como es, una buena parte de ello es simple y física cobardía, así como miedo por parte de los “lideres” de que cualquier militancia medianamente agresiva pueda traer sobre ellos la atención del enemigo y asustar a los “racistas de salón”[ii] que financian a los grupúsculos actuales, los cuales se cimientan en ventas y envíos de literatura por correo; asustándolos y haciéndolos correr a esconderse, con sus preciosas chequeras cerradas como ostras. También está la increíble ausencia de conocimiento y educación política practica entre dentro de los que posa de ser el “liderazgo ario”, la mayoría de los cuales son política e históricamente iletrados. El “líder” Ku Klux Klan promedio nunca ha tomado un libro de historia apropiado en su vida, y probablemente piensa que Maquiavelo es un automóvil deportivo extranjero. A decir verdad, algunas figuras prominentes del Movimiento, especialmente aquellas envueltas en Revisionismo, tienen un alto grado de conocimiento especializado en ciertos estrechos campos tales como esotérica Constitucional o el periodo del Tercer Reich en Alemania. Pero mientras ellos pueden ser capaces de dilucidar abstrusos y oscuros puntos de derecho común que las autoridades judiciales federales pretenden ignorar, o mencionar el nombre de cada división de las SS o a cada judío que ha estado envuelto en el marxismo, por un largo margen existe una ausencia casi total de educación histórica profunda dentro del Movimiento.
Pero nuestra reluctancia por enfrentar la realidad del eje fundamental que es la lucha armada en los cambios sociales y políticos va más allá de estas causas inmediatas. Este se encuentra enraizado en el malestar psicológico que ha saturado completamente el movimiento de resistencia racial en el mundo occidental desde 1945. Esta condición psicológica y espiritual es difícil de cuantificar. El Dr. Revilo Oliver una vez se hizo la famosa pregunta: “¿Hemos perdido nosotros, los hombres de Occidente, la voluntad de vivir?”. A través de los años a menudo he observado que el hombre blanco de América pareciera estar aferrado a una suerte de deseo de muerte colectivo, una misteriosa e inexplicable voluntad de fracasar. Yo no soy el primero en advertir este fenómeno. Uno de los mejores artículos que el tardío Bob Miles escribió fue a consecuencia de los juicios de Sedición de Forth Smith en 1988, donde el señalaba en su periódico “Desde la Montaña” que los descargos en esa despreciable charada, en lugar de alentarnos y animarnos hacia mas activismo, resultaron en una avalancha de malhumorado derrotismo, criticas y disputas mezquinas en todo el Movimiento. Bob señalo algo que es crucial para entender el porqué nosotros no hemos llegado a ningún lado por las pasadas dos generaciones. Por encima de la preponderancia del liderazgo fraudulento que lo hace por el dinero, el Movimiento ha sido controlado por años por elementos que son profundamente pesimistas, derrotistas, perezosos, letárgicos y que miran en profunda depresión la situación del hombre ario actual y aun peor los prospectos sobre el futuro. Somos un ejército de Eeyores[iii].
Es difícil de precisar el punto donde todo empezó; el asesinato del Comandante Rockwell puede ser un punto de referencia, pero el hecho permanente es que por casi tres décadas la mayoría de la derecha en Norteamérica ha estado liderada por hombres que están simplemente pasando a través del Movimiento.
A decir verdad, algunas veces ellos han pasado a través del Movimiento con cierto estilo. Con una o dos brillantes excepciones, como la saga de The Order, los múltiples intentos en la resistencia blanca que han ocurrido en los pasados treinta años han tenido siempre un oscuro y siniestro leitmotiv detrás de ellos; la venenosa idea de que la victoria no es realmente posible, que el hombre blanco esta esencialmente condenado a la extinción a través de su propia estupidez, y lo que la mayoría de nosotros realmente puede hacer es señalar lo más alejadas en el tiempo las ceremonias funerarias antes de entrar al negocio de morirse. Cuando esta actitud es tomada en consideración, la seria reluctancia a discutir, y mucho menos adoptar, la única estrategia operacional 100% garantizada para catapultarnos a la política seria en un tiempo doblemente rápido se hace comprensible. ¿Porque arriesgar la vida propia, la salud y la libertad en lo que esencialmente es un interesante pero finalmente inútil hobby? Por eso es exactamente como la mayoría de los autoproclamados “lideres” entre nosotros piensan sobre todo el ejercicio en el cual están involucrados.
Existen, por supuesto, un número de objeciones prácticas para la lucha armada Aria en el momento, por favor no piensen que no estoy al tanto de ellas. En primer lugar, esta la ausencia de cualquier liderazgo siquiera remotamente competente para librar una campaña militar. Tom Metzger regularmente incita a sus seguidores skinheads a actos de violencia al azar con retorica histérica sobre “guerreros arios”, pero esto es solo vandalismo autodestructivo, no propiamente revolución organizada. Usualmente los skins que caen en esta trampa terminan haciendo más daño a sí mismos y a sus amigos que al enemigo, lo cual puede ser el objeto de todo el ejercicio, por supuesto.
Una segunda objeción es la seria escasez en este país de hombres arios suficientemente fuertes y resistentes incluso para servir como carne de cañón. Como un todo, los hombres blancos americanos son suaves como mantequilla, un hecho que se evidencia claramente por el número creciente de mujeres blancas que escogen hombres no blancos e incluso otras mujeres como parejas sexuales. Yo no entiendo “suave” solamente en el sentido físico, a pesar de que una gran mayoría de la población débil y flácida americana no puede ni siquiera subir una escalera sin pujar y fatigarse. Pero la fuerza física es un problema menor que puede ser fácilmente corregido con algo de voluntad y ejercicio físico. Si la fuerza física fuera todo, el orangután dominaría el mundo. Yo me refiero a suavidad espiritual y moral; la infantil y egoísta demanda de instantánea gratificación de cualquier capricho; la capacidad de atención de una mosca que caracteriza a nuestra presente generación de Beavis y Butthead; el temor mortal a incluso el más mínimo dolor corporal o incomodidad física; la profundamente enraizada pereza que mantiene al americano blanco firmemente plantado en su silla frente a la televisión como un zombi.
En casi ninguno de los americanos blancos contemporáneos podemos encontrar los atributos del soldado político: el sentido de alerta para con nuestro alrededor que significa sobrevivencia en una guerra de guerrillas; la fría y estable mano que puede jalar un gatillo a quemarropa y ver los sesos esparcirse o detonar una bomba sin torpeza o vacilación; la agilidad mental necesaria para mantenerse un paso delante de la policía o las tropas gubernamentales; y sobre todo, la total y desinteresada dedicación, el inflexible propósito, la autodisciplina de hierro necesaria para funcionar bajo increíble presión, para mantenerse bajo inimaginable estrés y para vivir la vida de un guerrillero urbano moderno. A través de mis veinticinco años en el Movimiento he conocido algunos hombres blancos con esa clase de voluntad inflexible, dureza, coraje e integridad, pero solo algunos.
Antes de que podamos siquiera pensar en rebelarnos contra el tirano, debemos producir un diferente tipo de hombre blanco en este país. Esto no está fuera del alcance de las posibilidades. De hecho, yo no creo que nosotros tengamos que hacer esta prodigiosa transformación. Yo pienso que el ZOG va a hacerla por nosotros. Porque, veras, la opresión puede quebrantar hombres pero también puede crearlos. El filosofo Nietzsche dijo “aquello que no me mata, me hace más fuerte”. Los judíos y sus aliados izquierdistas pueden haber convertido este país en un revoltoso y sucio pantano, pero bestias peligrosas se crían en los pantanos. Yo creo que los judíos y el Sistema han sufrido del típico defecto que cría la arrogancia de poder: una sobreestimación de su habilidad para controlar los eventos. Negando trabajos y oportunidades de educación a hombres blancos por medio de cuotas raciales, persiguiendo aquellos que se resisten con leyes de “crimen de odio” y viles demandas, por medio de sus burlas y su odio por todo aquello que es blanco a través de sus medios de comunicación y sometiendo al hombre blanco a un torrente sin fin de insulto, abuso y denigración, la escoria que dirige esta sociedad está sembrado el diente del dragón.
Asumiendo que tomamos en serio la supervivencia de nuestra raza (una asunción que algunas veces no pareciera justificarse, pero dejaremos eso para otro momento) precisamente ¿qué alternativas a la lucha armada han sido propuestas para alcanzar nuestro objetivo? Es hora de examinar esas alternativas de manera realista.
Cada esfuerzo para construir un movimiento de resistencia blanco se ha encontrado con esta central contradicción: cuando todo se ha dicho o hecho, ¿qué demonios intentamos hacer nosotros? ¿Cómo vamos a quebrar la soga judaica que hasta el presente agarra cada aspecto de la vida Americana? ¿Cómo vamos a deshacernos de las hordas de mongrels del tercer mundo que ahora infestan el continente norteamericano y cuyos números se hinchan cada año desde que el gobierno abandono toda pretensión de control migratorio? ¿Cómo vamos a implementar las históricas Catorce Palabras de David Lane y asegurar la existencia de nuestra gente y un futuro para los niños blancos?
¿Podremos ganar alguna gran victoria electoral y caminar hacia el poder con nuestros enemigos haciendo reverencias y sembrando flores ante nosotros? Seguramente, ¿seguramente no queda nadie en el Movimiento que es lo suficientemente estúpido como para continuar creyendo que eso es posible? uno se pregunta en que planeta han estado viviendo esos sujetos los últimos treinta años. Por una parte, desde el comienzo de la presidencia Clinton el Partido Demócrata ha ido a las cortes federales en varios intentos serios para deshacer los resultados electorales estatales (en New Jersey y Texas) donde los resultados no les agradaban. Sin duda veremos más de este tipo de cosas así como el sistema político americano continua su camino descendiente hacia una degradación hacia la sordidez tercermundista[iv]. Y si los Demócratas hacen esta maniobra con respetables conservadores Republicanos que fueron lo suficientemente rudos para ganar una elección, ¿qué cree que pasara si un abierto Nacionalsocialista u Hombre del Klan gana una elección? Los Demócratas, los Republicanos, la Liga Anti Difamatoria de la B’nai B’rith y Morris Dees correrán todos al juez federal más cercano tan rápido como sus pequeñas piernas los lleven para obtener una restricción para prevenir al ganador blanco ocupar el cargo hasta que encuentren algún modo para revertir los resultados electorales.
Supongo que existen algunos que continúan citando el ejemplo de David Duke, pero su carrera subsecuente desde su victoria en la elección por el Estado de Louisiana en 1989 concluyente demuestra la futilidad de la participación en las elecciones por parte del nacionalismo racial. Duke participo para Gobernador y para el Senado, y perdió ambas elecciones debido a un descarado fraude que fue llevado a cabo por los oficiales de las elecciones estatales de Louisiana y tácitamente condonado por la Comisión Electoral Federal. Duke además ha gastado varios años peleando contra cargos falsos sobre la financiación de su campaña, cargos de los que eventualmente fue absuelto pero lo quebraron financieramente. La victoria de David Duke en 1989 fue un accidente. Y esto no será permitido nuevamente.
Además del masivo fraude en que se han convertido las elecciones Americanas, la demografía inclementemente creciente dicta en contra del nuestro uso de la política electoral. El simple hecho que la población blanca en general está siendo sobrepasada en grandes partes del país, y la población blanca racialmente consciente aun más. Las varias minorías del Tercer Mundo, los izquierdistas, las feministas y homosexuales en bloque combinado con un sólido bulto de imbéciles blancos que simplemente no cambian sus patrones de voto sin importar cuánto podría ser de su interés racial el hacerlo. Y supongamos que nosotros hubiéramos ganado algunas elecciones pequeñas, las autoridades oficiales en esta sociedad no pesan mucho en el poder efectivo. El verdadero poder está concentrado inconstitucionalmente en las manos del aparato federal y en la masiva burocracia del servicio civil. No hay mucho punto en hacer que nuestra gente sea elegida en pequeños puestos cuya principal función en estos tiempos es el ponerle el pegamento a las estampillas de la verdadera estructura de poder.
¿Comunalismo entonces? ¿La formación de comunidades arias o colonias, lejos en los profundos bosques de los Ozarks o en el Pacifico Noroeste? Nosotros vimos en Ruby Ridge y en Waco lo que el ZOG ha planeado por separatistas de índole racial o religiosa que planea desconectarse a ellos mismo del cable y que se rehúsan a funcionar como unidades económicas de producción y consumo dentro del Nuevo Orden Mundial.
¿Entonces qué podemos hacer? Por ahora debemos atenernos estrictamente a la legalidad como táctica de conveniencia y oportunidad, como es toda legalidad para todo movimiento verdaderamente revolucionario. Pero necesitamos aceptar que la entera orientación del Movimiento a partir de este punto debe ser la preparación para la eventual lucha armada para conquistar el poder estatal y crear un genuino Nuevo Orden, una nueva forma de vida en América. En algún punto en el futuro, el hombre blanco en Norteamérica se enfrentara con una decisión: el deberá luchar por su derecho a la existencia, literalmente, en el sentido de combate armado con armas militares, o el deberá perecer y entregar sus niños a la esclavitud. Nosotros no podemos salvar a nuestro pueblo si persistentemente nos rehusamos incluso a discutir resistencia física contra el gobierno que no está esclavizando y contra las subespecies antropoides que nos están masacrando como cerdos por deporte. Nosotros no podemos orientar las esperanzas de sacar a nuestros niños fuera del terrible mundo en el que ellos nacieron si les mentimos a ellos y a nosotros mismos acerca de que la salvación puede ser encontrada en el fondo de una urna de votación o en una computadora detrás de la cual nos sentamos en una cómoda silla. Si nuestra raza ha de sobrevivir, entonces vendrán tiempos de sangre, muerte y fuego.
Finalmente, inevitablemente oiremos las últimas temblorosas objeciones de los pájaros nerviosos que se lamentan y chillan: “¡Pero es la ley! ¡Nosotros no podemos quebrantar la preciosa, maravillosa y sagrada leeeeyyy de aaameeeeriiicaaa!”
Bien, ellos están en lo correcto. Bill y Hillary son la ley. Los tiranos siempre lo son. Eso es lo que distingue a los tiranos de los criminales ordinarios. Stalin era la ley en Rusia. La integración es la ley. La Acción Afirmativa es la ley. Las Quotas en las admisiones a la Universidad son la ley. Cada 15 de Abril la ley le roba un tercio de lo que usted ha ganado cada año. Las drogas y el crimen por parte de negros y las hordas del Tercer Mundo pasando las fronteras son ignorados por la ley. ¿Se encienden algunas luces en su cabeza ahora?
La ley es un arma, y como toda arma es buena o mala como la gente que la esta empuñando. Ahora mismo la ley está en las manos del actual gobierno de los Estados Unidos y del Establecimiento liberal, y es una de sus muchas armas. Esta siendo usada para robarlo, para interrumpir y quebrar a su familia, robarles a sus hijos un futuro, y eventualmente deberá destruirlo en su vejez. La ley del presente Estado no merece ningún respeto por parte de cualquier hombre o mujer blanco en América. De hecho, la obediencia y respeto para la ley se ha convertido en contraproducente para la supervivencia y, siendo la naturaleza humana lo que es, cualquier cosa desfavorable para la supervivencia no debe perdurar. Adolf Hitler mismo afirma en Mein Kampf “cuando un pueblo es conducido a la destrucción a través de la autoridad gubernamental, entonces la rebelión no es solo el derecho, sino el deber de ese pueblo”. Este punto es tan obvio que no puedo hacerlo más claro; si usted honestamente no entiende esto, entonces no debería siquiera estar en el Movimiento.
Finalmente, la dimensión moral debe ser considerada. Buscar salidas fáciles y atajos no solo es fútil, sino equivocado. Antes de tener un nuevo y blanco mundo, debemos ganárnoslo. Así es como la vida funciona.
Como todas las minorías perseguidas, los hombres blancos son despreciados. Nosotros somos despreciados por el gobierno, por el Establecimiento liberal, por los animales negros que roban y violan a nuestra gente, y en un mayor grado somos despreciados por nuestros propios niños. Nosotros somos despreciados porque somos vistos correctamente como débiles, cobardes, perezosos, incapaces y reacios a defendernos a nosotros mismos o tomar otras acciones serias contra aquellos que nos despojan y victimizan que no sean ir a la policía o las Cortes del enemigo. ¿Por qué, en nombre de Dios, podrá cualquiera respetarnos? ¿Porque debemos respetarnos nosotros mismos?
Es hora que el hombre blanco recobre su auto respeto y el respeto de aquellos que nos odian. Y es una antigua verdad humana que el respeto entre hombres se gana por el derramamiento de sangre.



[i] Aquí el autor hace referencia a las continuas campañas difamatorias en contra de sus ideas y su persona llevadas a cabo por William Pierce, antiguo dirigente de la National Alliance. (N. del T.)
[ii] Couch-potatoes en el original, termino intraducible al español. (N. del T.)
[iv] Esto lo vemos hoy con el caso de las leyes inmigratorias del Estado de Arizona. (N. del T.)

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