El Homosexual que no lo era…
Joseph
Curwen
Entre la noche del
sábado 11 de Junio y la mañana del domingo 12 de Junio del presente año Omar
Mateen, con ciudadanía estadounidense pero hijo de inmigrantes afganos, llevo a
cabo en Orlando (Fl.) el mayor ataque terrorista en suelo norteamericano desde
el 11 de Septiembre de 2001, cuyo resultado fueron 49 muertos y más de 50
heridos. El sitio del ataque fue Pulse, un conocido bar de homosexuales, donde
Mateen (armado con un rifle Sig Sauer MCX, una pistola Glock 17 y una considerable
cantidad de munición) disparó sistemáticamente contra la multitud de asistentes.
Antes de iniciar su acción, Mateen llamo a la línea 911 afirmando su
vinculación al grupo Estado Islámico.
Un no blanco asesinando
enfermos mentales –en su mayoría no blancos- en un bar para pervertidos no
puede importarnos menos. De hecho el mundo es un lugar mejor sin ellos, y
nuestro mejor deseo es que la cifra de heridos disminuya mientras que la de
muertos aumenta. Sin embargo, lo interesante de este caso son las reacciones al
atentado y las motivaciones detrás de ellas.
El Head Nigger in Charge™ Obama, hacienda gala de que aun sabe leer un
teleprompter, condenó el acto sin mencionar siquiera el origen islámico del
mismo. Todos los medios de comunicación, desde la ultra políticamente correcta
BBC hasta el vocero del Kremlin RT están regando ríos de tinta (y de bytes)
culpando a la homofobia, a los ‘rifles de asalto’(sic), al patriarcado blanco, e
inclusive al capitalismo-fascismo (¿?) al mismo tiempo que niegan
explícitamente que el atacante tuviera vínculos con el Estado Islámico.
Es difícil probar que
Mateen tuviera vínculos directos con ISIS, pero aun cuando Mateen no haya
estado en Siria haciendo sesiones de tiro, quemando niñas y decapitando
ciudadanos británicos junto a ISIS, la motivación detrás de sus acciones es el
Islam y específicamente las acciones del grupo Estado Islámico. Tanto el
gobierno de los USA como los medios de comunicación a nivel mundial niegan
explícitamente que el Islam sea la causa que ocasiono el efecto del
atentado. La pregunta que surge es ¿por qué negarlo?
A primera vista pareciera contradictorio que el judaísmo organizado (a través del gobierno de los USA y de los medios de comunicación) defienda al Islam, el cual se supone que lleva implícita hostilidad hacia el primero; pero en realidad el Islam está siendo usado eficientemente como arma en manos de la Tribu. Esta arma opera en tres diferentes niveles:
- · Demográficamente.
- · Culturalmente.
- · Políticamente.
Por razones de tiempo y
espacio describiremos muy sucintamente estos diferentes niveles. Todos los
datos específicos mencionados pueden ser encontrados después de una búsqueda
rápida en internet.
En primer lugar, el Islam es un arma demográfica en la medida que más del 90% de sus integrantes son no blancos, los cuales se reproducen prolíficamente por factores ya conocidos: lujuria insaciable, poligamia, matrimonio joven, etc. El mundo occidental está recibiendo sistemática y deliberadamente millones de estos no blancos, lo cual sumado a la baja tasa de natalidad de la raza blanca traerá como resulta que, en dos o tres generaciones la raza blanca será una minoría en sus propias tierras.
Ahora, podemos definir
cultura como un grupo conformado por las costumbres, leyes, moral, arte,
creencias y conocimientos de una población especifica. Así las cosas, el Islam
es una cultural en la medida que una vez ha llegado a un sitio nuevo, su
primera acción es empezar a implementar sus costumbres, leyes, moral, creencias
y conocimientos. La cultura islámica completamente incompatible con la cultura
de la raza blanca, y para ello vamos a citar un solo ejemplo: el arte. Dentro
de la cultura islámica es considerado sacrilegio representar plásticamente la
figura humana, lo cual ha llevado a casos como la destrucción de antiquísimas estatuas
por parte de los Talibanes. ¿Qué pasara con el inmenso patrimonio artístico de
Europa una vez estos invasores se apoderen de ella?
Lo cual nos lleva al último aspecto, y es el Islam como arma política. Por un lado, la urgencia de tratar con el problema islámico hace que los grupos nacionalistas/racialistas enfoquen sus esfuerzos en él y dejen de lado la lucha contra el verdadero enemigo detrás del islamismo, que es el judaísmo organizado. Por otro lado, es solo cuestión de tiempo antes que la población no blanca islámica empiece a organizarse políticamente para obtener el poder y así garantizar su continuidad demográfica y cultural; el ejemplo perfecto es Londres, donde el recientemente elegido alcalde musulmán ha prohibido fotos publicitarias de mujeres ‘sensuales’
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